En un futuro próximo, la energía solar, eólica o geotérmica, entre otras renovables, serán nuestra fuente principal de energía. Las energías renovables tendrán el efecto de aliviar el cambio climático en gran medida y nos llevarán hacia un modelo energético más respetuoso con el medio ambiente.
En Ogisa te contamos cómo han evolucionado las energías renovables en los últimos años y cuáles son sus perspectivas de futuro.
¿Qué es la energía renovable?
La energía renovable es la que se obtiene de recursos naturales como la luz solar, la lluvia, el viento, las olas, las mareas o el calor geotérmico.
Este tipo de energía se suministra esencialmente en cuatro áreas: calefacción/refrigeración del aire y el agua, generación de electricidad, transporte y servicios energéticos rurales.
Evolución de las energías renovables
Las energías renovables han evolucionado a lo largo de los años antes de llegar a los resultados actuales. El camino no ha sido fácil, principalmente debido a los obstáculos económicos y políticos. No obstante, la explotación de las energías renovables es un fenómeno positivo para el medio ambiente y es más antiguo de lo que se cree.
El desarrollo de las energías renovables no ha sido constante, sino que ha fluctuado a lo largo del tiempo. La llegada del carbón y, más tarde, del petróleo, sacó de la escena temporalmente a las energías renovables por razones de conveniencia económica y practicidad.
Sin embargo, nunca se ha abandonado el intento de utilizar las renovables en cuanto surgiera la oportunidad, especialmente por sus beneficios medioambientales. Hoy en día, este reto está lejos de haberse alcanzado por completo. De hecho, se ha abierto un nuevo frente para las energías renovables: satisfacer la creciente demanda mundial de energía debido al crecimiento de la población y al progreso de los países en desarrollo.
Desde principios de la década de 1980 hasta hace poco tiempo, el almacenamiento de energía solar o eólica no resultaba más barato que la producción de electricidad a partir de carbón o gas natural. Se gastaron cientos de millones de euros en subvencionar las energías limpias, sin demasiado éxito, al menos de forma evidente.
Desde 2015, sin embargo, algo ha cambiado. Por primera vez, las políticas de los distintos países han permitido la construcción de nuevas centrales de producción fotovolcaica, eólica o geotérmica que son significativamente más baratas que antes.
En resumen, todo ha empezado a cambiar recientemente. El sector de las energías renovables ha crecido de forma significativa, tal y como confirman los informes de expertos en el sector, que prevén una nueva reducción de los costes de la energía solar y eólica en 2022.
Las cifras son positivas y alentadoras pero, como ocurre con todos los cambios que marcan una nueva época, el proceso es largo y costoso. El hecho de que las energías renovables sean ahora competitivas y rentables, incluso sin necesidad de subvenciones en zonas soleadas o especialmente ventosas, es un buen indicador, ya que significa que el cambio ya no depende únicamente de factores políticos.
¿Cómo han llegado las energías renovables a ser competitivas en pocos años?
Las energías renovables siguen las llamadas «curvas de aprendizaje», es decir, que cada vez que se duplica la capacidad instalada acumulada de una fuente renovable, el coste de esa fuente disminuye considerablemente.
En el caso de los combustibles fósiles, esto es diferente, porque sus costes dependen esencialmente de dos factores: el precio del combustible (gas, carbón, petróleo), y el coste operativo de mantener las plantas en funcionamiento.
Por su parte, las energías renovables utilizan un combustible totalmente gratuito, como es el sol, el viento o el agua, y tienen unos costes de funcionamiento inferiores a los de las centrales fósiles. Por ello, el factor determinante de las curvas de aprendizaje es el coste de la tecnología, por ejemplo, los paneles fotovoltaicos.
En esencia, la producción de electricidad a partir de energías renovables se ha abaratado tanto porque los precios de los paneles solares y los aerogeneradores, así como de otros componentes utilizados para construir instalaciones de producción de energía renovable, han disminuido en los últimos años.
Una serie de factores han hecho posible este fuerte descenso, entre los que destacan las economías de escala, la investigación y el desarrollo -que han aumentado la eficiencia de los paneles-, las mejores en los procesos de producción y la reducción de los costes de capital, sin olvidar los incentivos y subvenciones gubernamentales, que han contribuido a reducir los precios de la energía fotovoltaica.
La cuestión, en cualquier caso, es que la electricidad generada a partir de las energías renovables se abarata a medida que aumenta la capacidad instalada global. Por ejemplo, el precio de la electricidad procedente de la fotovoltaica baja una media del 36% cada vez que se duplica la capacidad.