Tener una caldera en casa implica ciertos cuidados para asegurar su buen funcionamiento y seguridad. Muchos propietarios se preguntan si están obligados por ley a contratar un servicio de mantenimiento o si pueden encargarse de las revisiones por su cuenta.
Lo cierto es que la normativa en España no exige de forma directa la contratación de un contrato de mantenimiento, pero sí impone la obligación de realizar revisiones periódicas. Aquí te explicamos en detalle qué dice la ley, cuáles son tus responsabilidades y por qué, aunque no sea obligatorio, puede ser una buena idea contar con un contrato de mantenimiento.
Qué dice la normativa sobre el mantenimiento de calderas
El Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE) es la normativa que regula el mantenimiento y revisión de las instalaciones térmicas, entre ellas, las calderas de gas. Esta normativa establece que todas las instalaciones deben mantenerse en condiciones de seguridad, eficiencia energética y funcionamiento adecuado.
Aunque no obliga a contratar un servicio de mantenimiento, sí indica que las revisiones deben realizarse con la periodicidad establecida, y el responsable de que se cumplan es el propietario del equipo.
Esto significa que puedes hacerte cargo tú mismo de buscar a un profesional autorizado para realizar las inspecciones, sin necesidad de un contrato formal. Pero también implica estar muy pendiente de los plazos y requisitos que marca la ley.
Periodicidad de las revisiones obligatorias
La frecuencia con la que se deben revisar las calderas depende directamente del tipo de instalación y de su potencia térmica, tal como establece el Reglamento de Instalaciones Térmicas en los Edificios (RITE). Este documento regula todos los aspectos relacionados con la seguridad y el buen funcionamiento de los sistemas de calefacción, climatización y producción de agua caliente sanitaria.
A continuación, detallamos los plazos habituales marcados por la normativa:
- Calderas de gas domésticas (< 70 kW): deben pasar una revisión obligatoria cada dos años. Este tipo de calderas son las más comunes en viviendas unifamiliares o pisos.
- Calderas de gas comunitarias (> 70 kW): en instalaciones colectivas o edificios con sistemas centralizados, la revisión debe realizarse cada año, dado que el uso es intensivo y afecta a más usuarios.
- Instalación receptora de gas (individual por vivienda): además de revisar la caldera, es obligatorio realizar una inspección completa de la instalación de gas cada cinco años. Esta inspección no la gestiona el propietario, sino que es responsabilidad de la empresa distribuidora, que avisa previamente para programar la visita.
Estas revisiones deben llevarse a cabo por técnicos debidamente autorizados, que cuenten con el carné profesional correspondiente y estén inscritos en el registro oficial. Al finalizar la revisión, el técnico emitirá un informe técnico que puede tener dos resultados: uno positivo, si todo está correcto; o uno con observaciones, si existen deficiencias que deben corregirse. Estas intervenciones garantizan que el equipo cumple con los estándares de seguridad, eficiencia energética y funcionamiento óptimo.
Es importante destacar que si no se realiza la revisión dentro del plazo, la instalación deja de estar legalmente en regla, y pueden surgir consecuencias tanto administrativas como técnicas o legales.
Riesgos de no realizar el mantenimiento
No realizar las revisiones periódicas obligatorias, además de suponer un incumplimiento de la normativa, pone en peligro la seguridad, el rendimiento del equipo y la economía del usuario.
Estos son algunos de los principales riesgos asociados a la falta de mantenimiento:
- Fugas de gas o monóxido de carbono: una caldera mal revisada puede tener fugas invisibles de gases tóxicos como el monóxido de carbono (CO), que es inodoro e incoloro pero extremadamente peligroso. La intoxicación por CO puede causar desde dolores de cabeza hasta desenlaces fatales si no se detecta a tiempo.
- Pérdida de eficiencia energética: el desgaste de componentes, la suciedad en quemadores o filtros y los desajustes técnicos provocan que la caldera trabaje más para conseguir el mismo rendimiento. Esto se traduce en mayor consumo de gas, es decir, más gasto en la factura energética.
- Averías imprevistas: la ausencia de revisiones provoca que los pequeños fallos pasen desapercibidos hasta que se convierten en averías importantes, que pueden implicar desde la sustitución de piezas hasta la necesidad de cambiar la caldera completa. Estas reparaciones suelen ser más costosas que un mantenimiento preventivo periódico.
- Invalidación de la garantía del fabricante: muchos fabricantes especifican en sus condiciones de garantía que el equipo debe ser mantenido periódicamente por un técnico autorizado. No cumplir con esta condición puede hacer que, ante una avería, la garantía quede anulada y los gastos deban ser asumidos íntegramente por el usuario.
- Problemas con el seguro del hogar: en caso de siniestro, como una explosión, incendio o escape de gas, si se demuestra que la caldera no fue revisada en tiempo y forma, la aseguradora podría rechazar la cobertura o reducir las indemnizaciones previstas.
Por tanto, aunque no es obligatorio tener un contrato de mantenimiento, sí lo es cumplir con las revisiones técnicas dentro de los plazos establecidos por la ley. Estas revisiones, además de evitar sanciones administrativas, son clave para asegurar el confort, la seguridad y el ahorro a medio y largo plazo.
Contar con un servicio profesional como el de OGISA te ayuda a cumplir con todos estos requisitos sin preocupaciones, con la garantía de un equipo técnico cualificado y con amplia experiencia en mantenimiento de calderas de gas
¿Qué incluye un contrato de mantenimiento de caldera?
Un contrato de mantenimiento es un servicio que ofrecemos las empresas especializadas con el objetivo de facilitar el cumplimiento de las obligaciones legales y garantizar que la caldera funcione de forma segura, eficiente y duradera.
Aunque no es obligatorio contratarlo, sí representa una opción muy práctica para despreocuparse del estado técnico de la instalación.
Normalmente, un contrato de mantenimiento de caldera incluye los siguientes servicios:
- Revisión periódica según el calendario del RITE, asegurando que se cumplan los plazos legales establecidos.
- Limpieza interna del equipo, eliminando residuos que afectan al rendimiento.
- Ajustes de combustión y verificación de la presión, fundamentales para optimizar el consumo de energía.
- Detección de fugas de gas o agua, así como otros signos de desgaste que puedan derivar en averías.
- Asistencia técnica urgente, con atención preferente en caso de fallo o parada del sistema.
- Descuentos en piezas y mano de obra, en caso de que se requieran reparaciones adicionales.
Además de estos servicios concretos, contar con un contrato ofrece al usuario tranquilidad, seguridad y ahorro a largo plazo. El mantenimiento preventivo evita averías imprevistas, reduce el consumo energético y prolonga la vida útil de la caldera.
Desde OGISA, como empresa especializada en el mantenimiento de calderas de gas, diseñamos planes de mantenimiento adaptados a las necesidades de cada cliente, ya sea en viviendas particulares, comunidades o instalaciones más complejas. Esto permite asegurar que cada sistema térmico funcione con las máximas garantías y dentro de la legalidad.
Dudas frecuentes sobre el mantenimiento de calderas
¿Y si vivo de alquiler? ¿Quién debe ocuparse del mantenimiento?
En viviendas de alquiler, la responsabilidad de las revisiones y mantenimiento depende de lo estipulado en el contrato. Sin embargo, la ley establece unas directrices generales:
- El arrendador (propietario) debe garantizar el buen estado de las instalaciones y, por tanto, realizar las revisiones obligatorias.
- El arrendatario (inquilino) puede asumir el coste del contrato de mantenimiento si así lo acuerdan, pero no puede ser obligado legalmente a ello si no se recoge en el contrato.
Para evitar conflictos, lo mejor es que las partes aclaren por escrito quién se encarga de las revisiones y del contrato de mantenimiento si se desea tener uno.
¿Qué ocurre si no hago la revisión de la caldera?
No realizar las revisiones obligatorias puede acarrear consecuencias importantes:
- Multas por parte de la administración si se detecta incumplimiento.
- Pérdida de la garantía del fabricante, en caso de avería.
- Problemas con el seguro del hogar, si se produce un siniestro relacionado con la caldera.
- Mayor riesgo de accidente, al no detectar fallos a tiempo.
- Aumento del consumo de gas por mal funcionamiento.
Por tanto, aunque el contrato no sea obligatorio, la revisión sí lo es. Y tener un contrato puede ser la manera más sencilla y segura de asegurarse de que se cumple.
¿Puedo hacer yo mismo la revisión de la caldera?
No. Las revisiones deben ser realizadas por personal técnico autorizado, con formación específica y herramientas adecuadas. En el caso de las calderas de gas, solo un instalador autorizado por Industria puede emitir el certificado correspondiente.
Además, las empresas especializadas como OGISA ofrecen la ventaja de contar con experiencia contrastada, repuestos originales y garantía de servicio, lo que ofrece una capa extra de seguridad.
¿Y si mi caldera es nueva?
Incluso las calderas nuevas requieren un mantenimiento mínimo. De hecho, muchas garantías del fabricante exigen revisiones periódicas para seguir vigentes. Saltarse estas revisiones puede suponer perder la garantía antes de tiempo.
En el caso de instalaciones recién hechas, OGISA ofrece mantenimientos adaptados desde el primer año, para conservar el equipo en perfecto estado desde el inicio.
¿Contrato sí o contrato no?
Aunque no sea obligatorio tener un contrato de mantenimiento para la caldera, sí es muy recomendable. Cumples con la ley, aumentas la seguridad en tu hogar, alargas la vida útil de la caldera y ahorras en reparaciones futuras.
Además, con un servicio profesional como el de OGISA, todo está en manos expertas, lo que aporta tranquilidad y comodidad al usuario.
¿Cuándo es el mejor momento para hacer el mantenimiento de la caldera?
Muchas personas esperan a que llegue el invierno para revisar su caldera, pero esa no es la mejor estrategia. De hecho, lo ideal es realizar la revisión al final del invierno o durante la primavera, cuando el uso intensivo ha terminado y aún estamos a tiempo de detectar posibles desgastes o averías.
Estas son algunas razones por las que es recomendable hacer el mantenimiento en primavera o verano:
- Menor demanda de servicios técnicos, por lo que las citas están disponibles más rápidamente.
- Permite detectar problemas antes del próximo invierno, evitando urgencias.
- El equipo se revisa tras su uso más exigente, ideal para identificar el desgaste.
- A menudo, las empresas ofrecen condiciones más ventajosas fuera de temporada alta.
Además, preparar la caldera con antelación evita prisas y esperas cuando bajan las temperaturas y los servicios de asistencia están saturados.
Cómo contratar un mantenimiento con OGISA
Por eso, desde OGISA, como especialistas en reparación y mantenimiento de calderas de gas, recomendamos programar la revisión cuanto antes. Nuestro equipo técnico autorizado puede ayudarte a mantener tu sistema en óptimas condiciones, cumpliendo con toda la normativa vigente y sin complicaciones.
El proceso es sencillo:
- Contactas con nosotros y te asesoramos según tu tipo de caldera.
- Programamos la primera revisión y firmamos el contrato.
- Nos encargamos del seguimiento y recordatorios futuros.
No esperes a que tu caldera falle en pleno invierno: descubre ahora cómo mantenerla siempre a punto con el servicio profesional de OGISA.